El mes de agosto comenzó con una marcada volatilidad en los mercados financieros, caracterizada por abruptas caídas en las bolsas internacionales. Un episodio especialmente destacable ocurrió el 5 de agosto, cuando el índice Nikkei de Japón sufrió una pérdida histórica del 12% en un solo día. No obstante, al día siguiente, el índice rebotó con un alza del 10%, para cerrar el mes con una ligera caída del 1,16%. Este comportamiento refleja el tono general del mes, con mercados tambaleantes debido a una serie de factores económicos y financieros.
Volatilidad Estival Sacude los Mercados Globales
El principal motor de estas turbulencias fue el creciente temor a una recesión en Estados Unidos, alimentado por datos de empleo que resultaron peores de lo esperado. La tasa de desempleo aumentó una décima, alcanzando el 4,3%, mientras que la creación de empleo se situó en 114.000 nuevos puestos, muy por debajo de los 176.000 esperados. Además, la decisión del Banco de Japón de incrementar los tipos de interés del 0,10% al 0,25% desencadenó una fuerte apreciación del yen, provocando una reversión en las operaciones de “carry trade” y contribuyendo a la caída de las acciones japonesas.
Bajadas de tipos de los Bancos Centrales en septiembre
En septiembre, la atención se centrará en las posibles bajadas de tipos de interés por parte de los Bancos Centrales. Durante el cónclave anual en Jackson Hole, Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (FED), insinuó un inminente cambio en la política monetaria estadounidense. Es probable que el Banco Central Europeo (BCE) recorte los tipos el 12 de septiembre, seguido por la FED el día 18, apoyados por una evolución favorable de la inflación que permite flexibilizar las políticas monetarias actualmente restrictivas.
El impacto en los mercados fue notable, con fuertes correcciones en los valores tecnológicos tras la publicación de resultados decepcionantes de gigantes como Amazon e Intel, que cayeron un 8% y 26% en una sola sesión, respectivamente. Estas caídas llevaron a los principales índices bursátiles a perder entre un 6% y 8% en solo tres sesiones, elevando la volatilidad implícita del S&P 500 al 66% el 5 de agosto, la tercera más alta de la historia, solo superada por la Gran Crisis Financiera de 2008 y los momentos de pánico del COVID-19.
A pesar de la turbulencia, la calma comenzó a retornar a los mercados gracias a la expectativa de recortes en los tipos de interés por parte de los Bancos Centrales, lo que facilitó un rebote en forma de “V” en la mayoría de los mercados bursátiles, cerrando el mes con un saldo positivo en la mayoría de ellos.
Aunque el temor a una recesión en Estados Unidos sigue latente, los datos actuales apuntan más a una desaceleración que a una contracción económica. Los próximos informes de empleo serán cruciales para determinar la dirección futura de la economía y los mercados.