El duro o moneda de cinco pesetas es una de las más recordadas hoy en día en nuestro país. Estamos seguros de que has oído a tus abuelos o padres mencionarla, o puede que tú mismo hayas vivido el tiempo de uso de las pesetas. Pero, ¿cuál es el origen e historia de esta icónica moneda cuyo legado ha llegado hasta nuestros días? ¿Y por qué se la denominaba de esta manera tan especial?

El origen del duro: el peso fuerte o peso duro

Los orígenes de la moneda de cinco pesetas los encontramos en el peso fuerte o peso duro, equivalente a 20 reales. Estamos ante una moneda de cuenta, o que existía gracias a su relación directa con la moneda real. E incluso remontándonos más en el tiempo, la historia del duro tiene relación directa con en el Real de a ocho. Esta fue acuñada por el Imperio Español tras la reforma financiera llevada a cabo en 1497 que introdujo el real español.

Popularidad de su antecesor, el real

Dicha moneda gozó de enorme popularidad, llegando a convertirse en un referente mundial y divisa de uso global. A partir del siglo XVI, dominó los mercados internacionales, uniendo por primera vez a Europa, Asia y América,  siendo clave para el desarrollo del comercio con Oriente.

De hecho, el real fue considerado divisa legal y en curso en varios estados hasta nada más y nada menos que el siglo XIX. A pesar de que luego fue desapareciendo, por ejemplo, en América tras la independencia, la herencia de esta moneda hoy en día es esencial. Una buena muestra de ello es que el formato del peso fuerte fue tomado como modelo para el dólar estadounidense y para las monedas de Hispanoamérica. En España, por su parte, la herencia fue precisamente, la moneda de cinco pesetas o el “duro”.

La moneda de 5 pesetas: ¿por qué se la llamaba “duro”?

“Duro” es el nombre informal que recibía la moneda de cinco pesetas, así como algunas cuyo valor era de equivalente a múltiplos de cinco. Por ejemplo:

  • 5 duros o 25 pesetas
  • 20 duros o 100 pesetas
  • 1000 duros o 5000 pesetas.

En 1868 tuvo lugar la Revolución Gloriosa en España, que introdujo una nueva moneda: las pesetas. Siempre que se lleva a cabo un cambio monetario, la población necesita un tiempo de adaptación. Para ello, se realizan conversiones o equivalencias entre las dos monedas, y en aquel momento la peseta con más parecido al “peso duro” era, precisamente, la de cinco pesetas. Por este motivo comenzó a llamarse a las cinco pesetas como “duros”, apodo que como todos podemos comprobar, sobrevive hasta nuestros días.

Refranes asociados al duro

El legado es tan significativo, que se han establecido varios dichos populares y refranes en relación con el duro. Como, por ejemplo: “Estar sin un duro”, para hacer referencia a que no se posee mucho dinero; “Ha faltado el canto de un duro”, para momentos en los que por poco no ocurre algo, ya que los bordes de esta moneda eran muy finos, o “las tiendas de 20 duros” para referirse a comercios donde se venden artículos muy baratos y asequibles.

¿Su nombre oficial era “duro”?

Lo cierto es que, aunque pueda parecer sorprendente por su amplio uso, no, el duro nunca fue el nombre oficial de la moneda de cinco pesetas. Esta denominación se extiende solamente al ámbito popular, tan ampliamente usado por las características tan similares entre las dos monedas.

Como anécdota, podemos mencionar que, en toda la historia, tan solo existió una divisa cuyo nombre oficial fue “duro”. Concretamente en Gerona y a lo largo de un tiempo muy corto durante la Guerra de Independencia en 1808.

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