Ahora mismo estamos inmersos en una de las mayores crisis de transporte que se haya conocido. A esta crisis, que afecta especialmente al transporte por mar se la ha bautizado como “crisis de los contenedores”.

¿Qué tiene de importante o diferente esta situación? Muchos de los bienes que empleamos y consumimos en nuestro día a día proceden en su mayoría de otros países, y el medio por el cual se transportan es marítimo. Por eso ahora hay productos que comienzan a escasear en diferentes países.

¿Cuándo surge esta crisis de los contenedores?

Dentro del funcionamiento del comercio, el contenedor constituye una parte fundamental. Debido a su distribución, los trayectos se han perfeccionado meticulosamente para que puedan ser lo más óptimos posibles. ¿Cuál es el problema de que todo esté medido milimétricamente? Que el más mínimo error podría desencadenar otros más graves. Y eso es exactamente lo que ha pasado.

Escasez mundial

Esta crisis responde diferentes razones:

  1. El coronavirus. Cuando comenzamos a hablar de pandemia, muchos contenedores salieron de China rumbo a otros países que no suelen frecuentar para llevar material sanitario entre otros. Cada país implementó sus propias restricciones y medidas, entre las que se incluía el cierre de fronteras, así que muchos contenedores se quedaron atapados sin poder volver a su destino. Esa es la razón por la que hay cientos de contenedores amontonados en puertos europeos y americanos.
  2. Dependencia de Asia. Juguetes, aparatos electrónicos, ropa… Muchísimos objetos que utilizamos proceden del país asiático. El cual también implementó sus propias medidas de contención del virus, haciendo que las fábricas redujeran su actividad y algunos puertos marítimos tuvieran que cerrar. A este problema sanitario, cabe sumarle uno meteorológico: la temporada de tifones en Asia. Hemos vivido en primera persona que la paralización de un país del cual dependemos tanto nos perjudica.

Consecuencias del colapso mundial

Cuellos de botella

El mercado se define por una reacción en cadena, también conocido como efecto dominó. Si los barcos no pueden descargar según llega, tienen que esperar en largas filas en el mar, y el trabajo que antes podían hacer en 4 o 5 días ahora se demora el doble. Esto crea cuellos de botella en los grandes puertos internacionales.

Además, en muchas de esas filas hay barcos alquilados por empresas importadoras que se niegan a pagar la subida en el precio de los fletes. Por eso hay tanto tráfico de barcos.

Encontrar otros medios de transporte

El mar está colapsado, así que muchas empresas han sustituido los barcos por aviones, trenes o transporte por carreteras para poder garantizar las entregas.

Falta microchips, vidrios…

No hay tantos productos porque faltan materiales: microchips para los productos tecnológicos, vidrio para embotellado y productos textiles. Algunos entornos lo catalogan como “crisis de desabastecimiento”.

Encarecimiento de los productos

El precio del transporte se ha encarecido, y el de los productos finales, también.

Si un flete que iba de China a Estados Unidos valía 4.000 dólares, ahora cuesta más de 20.000; uno que iba de China al norte de Europa ha pasado de 2.000 a 14.000. Una diferencia que ya está teniendo que pagar el consumidor final.

¿Cuáles son las previsiones para 2022?

Para los expertos, esto es la punta del iceberg. La situación podría prolongarse hasta el primer cuatrimestre de este 2022, siempre y cuando no aparezcan nuevas variantes.

Caja Rural del Sur, tu aliado en la exportación

El coronavirus ha afectado al transporte de mercancías por mar, pero también ha implicado ciertos cambios de los cuales el comercio electrónico se ha visto enormemente beneficiado.

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