El mercado globalizado hace que se produzca un efecto dominó cuando una de las piezas falla.

Primero pensamos que el coronavirus terminaría con la vacunación, y que volver a la normalidad sería coser y cantar. Pero nada más lejos de la realidad: volver a como estábamos antes de la pandemia se antoja cada vez más lejano y más difícil. Los avances sanitarios han sido gigantes, pero su consecuencia en otros ámbitos aún sigue siendo notoria.

A continuación, hablaremos sobre cómo el desabastecimiento mundial está afectando a la industria y al consumidor final.

Origen del desabastecimiento

El punto de origen se sitúa, indudablemente, en el coronavirus. Durante el confinamiento, la gente aprovecho a ahorrar y, cuando los mercados se reabrieron, los ciudadanos aprovecharon para gastar todo o parte de lo que habían podido guardar durante el inicio de la pandemia. La demanda, por tanto, pasó de 0 a 200 en cuestión de meses; algo inasumible para la industria.

Mientras tanto, el precio de las materias primas subía y comenzó la crisis de los contenedores.

¿A qué sectores ha afectado la escasez de materiales?

Los primeros en dar la voz de alarma fueron los fabricantes de aparatos electrónicos que anunciaban la falta de chips. Ahora son más los materiales que se suman a la lista.

Encarecimiento de las materias primas

De acuerdo con la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), la construcción es uno de los sectores más perjudicados por el encarecimiento de materias primas.

La escalada de precios ha encarecido el coste de las obras en torno a un 22%. La madera, la piedra y el cobre son los que más han subido.

Además, muchos de estos materiales se transportan por vía marítima, así que con la crisis de contenedores muchos no llegan o llegan fuera de plazo.

Esto ha hecho que el 40% de las empresas hayan tenido que cancelar o parar las obras.

Falta de vidrio

Los fabricantes de bebidas espirituosas han denunciado la falta de vidrio para embotellar sus productos; las bodegas españolas también han anunciado la dificultad para encontrar corcho.

Además, bebidas alcohólicas que se fabrican en Reino Unido como Beefeater, Seagrams o Absolut podrían ver cómo su precio se encarece por los aranceles que conlleva el Brexit.

Desabastecimiento de chips

Los chips y semiconductores son muy empleados en aparatos electrónicos. El silicio es el material fundamental en estas piezas, y el cual se produce principalmente en Taiwán y Corea del Sur. Estos países ahora mismo no pueden abastecer la demanda mundial.

Estos elementos se utilizan en electrodomésticos, ordenadores y coches. Ante su falta, algunas firmas de prestigio como Ford, Mercedes-Benz, Renault o Seat se han visto obligadas a recurrir al ERTE.

Falta de papel

El sector editorial y del packaging han notificado el encarecimiento del papel por las dificultades que está habiendo para encontrarlo. Han denunciado sobre todo la falta de cartón gris, que se emplea en los libros de tapa dura.

No hay aluminio ni acero

Hay muchos productos de nuestro día a día que están fabricados con acero o aluminio. Como no hay abundancia de este material, algunas obras de construcción han tenido que parar, la fabricación de tornillos ha disminuido y podría haber problemas en el envasado de medicamentos, ya que el aluminio se usa para fabricar los blísteres.

Ausencia de principios activos

Algunas farmacéuticas se están encontrando con que no hay principios activos para fabricar medicamentos genéricos.

Si a esto le sumamos la ausencia de aluminio para fabricar blíster y de cartón para el envasado, la salud de miles de personas podría verse en peligro.

Juguetes

No hay escasez de juguetes, pero sí se ha detectado una subida en el precio final que oscila entre el 20% y el 40%. Las razones son las mismas: falta de materias primas como el plástico o los chips y encarecimiento del transporte.

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