Los Bancos Centrales  tuvieron un papel destacado en esta semana. El Informe económico del BCE confirmaba el buen momento por el que atraviesa la economía europea. El BCE mantenía su confianza en la recuperación de la inflación en base a la fortaleza del ciclo y a la reducción de la capacidad ociosa. La Comisión Europea mejoraba sus previsiones de crecimiento del PIB para el conjunto de la Eurozona: en 2017 estima +2,4% vs +2,2% anterior, en 2018 estima +2,3% vs +2,1% anterior y en 2019 estima +2,0% vs +1,9% anterior.

En el caso de España, la CE  subía una décima la previsión de crecimiento hasta 2,6% mientras que mantenía la de 2019 en 2,1%. Respecto a la inflación de la Eurozona, tan sólo revisaba una décima al alza la estimación de 2018 que queda en 1,5%  y 1,6% estimado en 2019. En el Reino Unido,  el  BoE mantuvo sin cambios los tipos de interés tras revisar al alza sus perspectivas de crecimiento. El tipo de interés de referencia se mantenía en 0,50% en una decisión adoptada por unanimidad y el programa de compra en 435.000 M GBP (soberanos) y 10.000 M GBP(corporativos).

A pesar de que las decisiones del Banco de Inglaterra implican que se mantiene una política monetaria acomodaticia, el comunicado del BoE muestra un tono “hawkish”, debido a que revisa al alza su estimación de crecimiento y reitera que la inflación se mantendrá por encima de los niveles objetivo. En este contexto, semana negra para las Bolsas mundiales. Puede parecer una contradicción pero la buena marcha de la economía mundial se ha convertido en un riesgo para los inversores, toda vez que la inflación suba más de lo esperado y provoque que la subida de tipos sea mayor de lo esperado. Esto ha acelerado la rentabilidad de la deuda soberana, hundido sus precios y provocando  corrección en las Bolsas mundiales. A ello se le ha sumado la fuerte volatilidad. Las caídas en Wall Street, desde los récords alcanzados el pasado 26 de enero, superan ya el umbral del 10% tanto en el Dow Jones como en el Standard & Poor’s 500.

Los dos índices superaron este nivel, además, con otro descalabro. El Dow Jones se hundió más de un 4% por segunda vez en la semana hasta registrar su segunda mayor caída de la historia en puntos, mientras que el S&P 500 perdió un 3,7%. El Ibex 35  se dejó un 1,20% en la sesión del viernes hasta los 9.639,60 puntos. El balance semanal arrojaba un desplome del 5,6%, mientras que en febrero el descenso es del 7,8%.  Las Bolsas europeas se movieron al compás de Wall Street. En cuanto al mercado de deuda soberana, el interés de la deuda a diez años de EEUU tocaba el 2,88%,  máximos de cuatro años que alcanzó al inicio de la semana. En la jornada del viernes cerraba en el 2,84%. En Europa, el Bund alemán se situaba  por encima del 0,7%, y el bono español repuntaba hacia el 1,50%.

La prima de riesgo subió por encima de los 70 puntos básicos.  En cuanto al mercado de divisas, el euro se debilitaba frente el dólar, situándose el cruce en 1,2238 EURUSD tras depreciarse un 1,78% en la semana. Los efectos de la recuperación del dólar se dejaron notar en el mercado del petróleo. El barril de Brent sufría una nueva caída, que lo situaba en 62 dólares, muy lejos de los máximos que alcanzó a finales de enero, cuando superó los 71 dólares por primera vez desde 2014. El barril tipo West Texas, de referencia en EEUU, perdió los 60 dólares. El récord de producción en EEUU y la remontada del dólar han acelerado la corrección en el precio del crudo.