Por ello, es necesario que en Andalucía se haga un PLAN DE PROSPECTIVA SOBRE EL FUTURO DEL SECTOR AGRÍCOLA, pues los cambios que nos esperan son de gran calado y necesitan que nos preparemos para afrontarlos con tiempo suficiente.

En general, en Europa hemos ido especializándonos en los productos que hoy se llaman Premium, en los más altos de la gama. En el resto del segmento en todos los sectores económicos nos estamos quedando atrás. Es decir, Europa es buena haciendo productos de lujo, productos con la mayor tecnología y con un elevado componente de diseño, y ello es aplicable a sectores tan diversos como el sector textil o el de la automoción y, en breve al de la agricultura.

Los productos agrícolas se conservan con mayor facilidad, se venden en nuevos formatos de cuarta, quinta y sexta gama y se mueven por la geografía casi como cualquier otra mercancía, lo que hace que podamos aprender de lo que está pasando en otros sectores en los que Europa ha optado sólo por competir con los productos Premium.

En nuestra agricultura entramos en ese escenario, es decir, nuestros competidores van avanzando en producción de forma inexorable, basta ver los datos de una de las mayores riquezas agrícolas de nuestra tierra, los Berries, con las fresas a la cabeza. Andalucía en general y Huelva en particular son gigantes en producción, si bien ya tiene mayor cuota de mercado en este campo que nosotros países como Turquía, y en breve con un plan inmenso de regadío Marruecos. Lo mismo está ocurriendo en América, donde a la tradicional California se va uniendo y, a veces, sobrepasándola, territorios como México o Chile o Argentina.

Ante este panorama debemos seguir siendo buenos en los cultivos (extracción) si bien es posible que sólo podramos competir con estos nuevos actores en términos de calidad, creando productos agrícolas Premium a precios competitivos. En esto podemos ir avanzando durante unos años, pero no mucho más.

El siguiente paso es liderar la transformación, es decir que con los productos agrícolas de calidad, producidos aquí o adquiridos fuera, seamos capaces de transformarlos para que lleguen al consumidor en otros formatos de gamas superiores o en nuevos productos, como bebidas o alimentos ya listos para su consumo. Ya en algunos productos esto se viene haciendo (¿desde cuándo no compra usted una lechuga sin que esté ya envasada y lista para el consumo?), y se va a convertir en habitual en la mayoría de los productos.

Es por lo tanto, el momento de avanzar en la transformación de nuestros productos agrícolas para seguir siendo líderes, pues como se decía en el mayo del 68 “hay que cambiarlo todo para que todo siga igual”, y si queremos seguir siendo ser líderes hemos de adaptarnos a un futuro lleno de cambios.

En los próximos artículos iremos desgranando en qué consiste este PLAN DE PROSPECTIVA y qué factores inciden para convertir a nuestra tierra en un gigante de la transformación de los productos agrícolas.

Francisco José Martínez López