Artículo elaborado por Gescooperativo, Sociedad Gestora de Instituciones de Inversión Colectiva del Grupo de Cajas Rurales.

La mayoría de los países han ido relajando sus medidas de confinamiento, en un esfuerzo por volver a poner en marcha sus economías, lo que ha traído un incremento de contagios con desigual incidencia por países. En el último mes, hemos asistido a un aumento de casos en Europa, con España y Francia a la cabeza, mientras que EEUU y los países emergentes registran una mejoría aunque se mantienen cifras elevadas, sobre todo en Brasil e India.

Sin embargo, pese al aumento de los contagios la situación difiere a la vivida en marzo. Por una parte, se ha incrementado el número de test a la población como medida de contención del virus y por otra, se ha reducido de forma considerable el número de hospitalizaciones y la tasa de mortalidad, que se sitúa muy por debajo de la registrada en la primera ola. Lo que parece evidente, es que hasta que no se consiga una vacuna o un tratamiento efectivo accesible a nivel mundial, resultará difícil alcanzar los niveles de crecimiento previos a esta crisis. Por lo que creemos que esta segunda ola no va a ser tan intensa, pero probablemente será más duradera.

En cuanto a la situación actual de la vacuna, de los 33 proyectos de desarrollo que a nivel mundial se encuentran en fase clínica; siete de ellos, encabezados por la Universidad de Oxford, se encuentran en su fase final. También hemos conocido en los últimos días, noticias muy positivas por parte de los principales laboratorios sobre nuevos test de antígenos, con resultados rápidos y elevada efectividad, que acotarían el riesgo de expansión del virus durante el periodo de espera a la vacuna. Algunos gobiernos se muestran optimistas en la obtención de una vacuna efectiva antes de finales de este año, sin embargo, las previsiones hablan de finales de 2021 para la vacunación masiva de la población.

La vuelta a la nueva normalidad

En los últimos meses hemos asistido a una mejora de los datos económicos gracias a la reapertura de las economías y al apoyo de los bancos centrales y gobiernos. Tanto las economías avanzadas como las emergentes han registrado un fuerte impulso del comercio minorista tras el periodo de confinamiento. Sin embargo, tras la euforia que ha supuesto la vuelta a la nueva normalidad, se abre una etapa en la que toca convivir con la amenaza de nuevos rebrotes, un aumento progresivo del desempleo y  una moderación en el consumo. Por situarnos en contexto, el PIB global continua un 4% por debajo de los niveles anteriores a marzo, la demanda de petróleo se encuentra un 10% por debajo y el desempleo en Estados Unidos duplica la cifra anterior a esta situación.

En EEUU hemos visto una cierta desaceleración en la recuperación y aunque queda pendiente la aprobación del nuevo paquete de ayudas fiscales que tratará de reimpulsar la economía, será difícil sacarlo antes de las elecciones.

En España los datos no invitan al optimismo, las previsiones del PIB del 3er trimestre hablan de una subida del 10%, aunque no acompañará tanto la creación de empleo, ya que se verá lastrado por el sector servicios, que seguirá siendo el más afectado.

Como resumen y a pesar de la euforia de los mercados vista en los últimos meses, las previsiones de crecimiento tanto para EEUU como para Europa, continúan siendo una incógnita, debido a que cualquier previsión, se ve rápidamente alterada por la evolución de la pandemia. Por ello, creemos que la vuelta a niveles anteriores al covid no llegará hasta 2022, y las expectativas de recuperación en forma de V, nos parecen demasiado optimistas.

La últimas actuaciones de los Bancos Centrales

 Hemos asistido a un cambio en el marco de actuación de la Reserva Federal que habla de un objetivo de inflación media en el 2%. Esto que puede parecer un cambio poco llamativo, tiene un gran impacto. Ya que permite que la inflación supere temporalmente la barrera del 2% y con ello retrasar la subida de los tipos de interés en EEUU, seguramente hasta finales del 2023 o 2024.

En cuanto a la zona Euro, no ha habido cambios en su política monetaria, solo en sus previsiones económicas para este ejercicio, estimando un descenso del PIB del 8% y un crecimiento del 5% en 2021. Creemos que la recuperación de la economía de la eurozona, hasta niveles previos al covid, será en 2022, y en algunos países se retrasará a 2023.

Ante el escenario actual, la rentabilidad de la deuda soberana es muy baja. En cuanto al crédito, el mercado primario de bonos corporativos ha incrementado su actividad, y es previsible que las compañías aprovechen este entorno de tipos bajos, para seguir haciendo emisiones en los próximos meses, asegurándose de esta forma, financiación a largo plazo con un coste financiero muy bajo. En cuanto a los inversores, la necesidad de conseguir una rentabilidad superior a la de la deuda pública o los bonos corporativos de alta calidad, provoca una relajación de los criterios de riesgo, facilitando así la inversión en bonos sin grado de inversión, y también los movimientos hacia los mercados de renta variable.

¿Qué está pasando con las bolsas?

En el último mes las bolsas han subido, obviando las noticias sobre el aumento de contagios y centrándose en las expectativas de recuperación económica, y en la esperanza de una vacuna en el corto plazo. Nos parece que el mercado ha descontado demasiado pronto ambos acontecimientos, ya que aún hay mucha incertidumbre en torno a la economía y a la efectividad de las potenciales vacunas.

El comportamiento de las bolsas está siendo asimétrico, con valores de crecimiento, como son los ligados a la tecnología, con una evolución muy positiva, mientras que en el lado opuesto encontramos valores más ligados al ciclo económico como el sector financiero o la industria pesada.

En cuanto a distribución geográfica observamos diferencias. Destaca EEUU con sus índices S&P 500 y Nasdaq recuperando todo lo perdido por el covid, y marcando nuevos máximos históricos durante el verano. Lo que ha llevado a las valoraciones de sus activos a niveles muy exigentes. De hecho, en estos primeros días de septiembre, estamos viendo correcciones que, de momento, las estamos considerando como movimientos de recogida de beneficios tras las fuertes subidas.

En Europa el movimiento registrado en el verano ha sido muy lateral, con el Eurostoxx en un rango del 3.200-3.400. A priori, y aunque vemos una valoración más atractiva de los índices europeos, es difícil ver un mejor comportamiento de la bolsa europea si no acompaña la evolución del sector financiero; vemos movimientos corporativos en España, y el BCE también intenta empujar hacia fusiones bancarias en la zona euro, pero es difícil predecir que éstos se concreten en el corto plazo.

Los resultados empresariales en el 2º trimestre en EEUU han resultado mejor de lo esperado; su actividad económica se paró menos; mientras que en Europa han resultado en línea con lo previsto.

Las valoraciones de las bolsas son exigentes en términos absolutos y también respecto a sus medias históricas, y algo a tener en cuenta: se está produciendo una disociación entre la valoración de las empresas, la economía real y las previsiones de beneficios de los próximos años. En este contexto, es muy relevante la selección de compañías, seguimos centrados en empresas con fuerte generación de caja y visibilidad de resultados, evitando las empresas muy endeudadas, las cuales se puedan ver muy afectadas, en caso de que la pandemia se alargue más en el tiempo.

En España, las compañías, en general, esperan que los beneficios mejoren de forma significativa en 2021, aunque probablemente no alcancen los beneficios del año pasado, y  en sectores como ocio y viajes se tendrá que esperar a 2022-2023 para recuperar los niveles de 2019.

De cara a los próximos meses, vemos varios factores que pueden generar incertidumbre y afectar a los mercados, produciendo un aumento de la volatilidad. Como por ejemplo, la proximidad de las elecciones en Estados Unidos o la evolución de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. En cuanto a Europa, un tema que retoma el protagonismo, tras haber pasado a un segundo plano durante los últimos meses, son las negociaciones sobre el Brexit. Creemos que la negociación apurará los plazos marcados y aunque esperamos algún tipo de acuerdo, las relaciones se han tensionado por las pretensiones de Reino Unido de incumplir el acuerdo de salida con la Unión Europea.

Vemos razones positivas que apoyan una recuperación gradual de las economías aunque no se producirá de igual forma en todos los países, mercados, activos o sectores, pero aquí es donde es clave  seguir poniendo el foco en mantener las carteras diversificadas. Es sin duda, la mejor forma de reducir el riesgo y beneficiarse de la rentabilidad de los distintos activos.-