En noviembre tuvo lugar una cumbre virtual en la que los líderes de las naciones americana y china se encontraron, por fin cara a cara, por primera vez desde que Biden es presidente.

Se trataba de un encuentro que muchos ansiaban que tuviera lugar para que la guerra comercial entre China y Estados Unidos no fuera a más.

En este post hablaremos sobre la guerra en la que ambos países se hallan inmersos desde hace 3 años y cuál es el punto de situación tras el cambio de presidencia estadounidense.

China y Estados Unidos: las dos economías más grandes del mundo

Ambos países representan las dos economías más grandes del mundo:

  • Mientras Estados Unidos tiene el PIB nominal más alto, China tiene el PIB más alto en términos de paridad de poder adquisitivo.
  • Estados Unidos es el mayor importador, y China, el mayor exportador.

Esta rivalidad los ha llevado a iniciar en 2018 una guerra comercial entre EE.UU. y China que mantiene en vilo al resto de países.

2018, el año en el que estalla la guerra comercial entre Estados Unidos y China. ¿Cuáles fueron los motivos?

En enero de 2017 comenzó la carrera de Donald Trump como presidente de Estados Unidos. Bajo el pretexto de la seguridad nacional, su mandato propició la vuelta a una economía proteccionista, siendo una de las medidas imponer aranceles a los productos procedentes de aquellos países con los que tuviera un déficit comercial importante. El objetivo de esta medida era revertir la pérdida de su actividad económica, reducir el déficit comercial y fiscal y la deuda, y promover la manufactura local.

Casualmente, el país con el que tenía mayor déficit en aquel momento era China.

En julio de 2018, tras varios meses de amenazas, bajo el artículo 301 de la Ley de Comercio de 1974, Trump impuso aranceles por valor de 370.000 millones de dólares anuales al acero y al aluminio, aunque luego se extenderían a otros productos.

Como cabría esperar, Pekín respondió con sus propias medidas: impuso aranceles a más de 128 productos americanos, entre los que se encuentran aluminio, aviones, automóviles, productos derivados del cerdo y la soja, frutas, frutos secos y tuberías de acero.

¿Qué pasará ahora con la llegada de Biden?

Tras las elecciones presidenciales de noviembre de 2020, el 20 de enero de 2021, Joe Biden fue investido como el 46.º presidente de los Estados Unidos.

Con este cambio de gobierno, muchos se preguntaban si el actual presidente mantendría las medidas arancelarias impuestas durante el mandato anterior.  Por el momento, parece ser que Biden no tiene intención de eliminar estos aranceles a corto plazo para no dañar la economía, pero se muestra abierto a negociar con Pekín. Por el momento, poco se sabe sobre los avances de esta relación comercial.

En noviembre de 2021, los líderes de ambas naciones mantuvieron un encuentro por videoconferencia en el que planteaban explorar vías que mejoraran la comunicación y cooperación entre ambos países, evitando desacuerdos que pudieran desembocar en un conflicto. La reunión constó de tres horas de conversación, en las que ambos líderes discutieron, entre otros, los siguientes temas: Taiwan (a día de hoy, el principal motivo de confrontación entre ambos países), Corea del Norte, Irán, Afganistán, derechos humanos, relaciones económicas y comerciales, y cambio climático. Pese a las discrepancias que mantienen ambos gigantes en muchos de los temas tratados, el hecho de que Biden y Xi se conozcan de la antigua etapa de Biden como vicepresidente en el gobierno de Obama ayudó a que ambas potencias cedieran a tener un encuentro cordial, lo que supone un avance en este largo camino.

Pese a que poco se sabe por el momento sobre cómo avanzará la relación entre ambos países, habrá que seguir de cerca las declaraciones por parte de ambos países.

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Recordamos la historia entre EE.UU y China: una competición que viene de lejos

Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos no encontraba competidor ante las decisiones económicas que tomaba. De hecho, llegó a convertirse en un país modelo para aquellos que buscaban alcanzar la prosperidad económica.

Pero en la década de los 60, la economía china se fue acercando a la americana. Un hecho que se acentuó tras la reforma institucional estructural y su apertura comercial en 1978. Durante este tiempo, China y Estados Unidos establecieron relaciones comerciales y firmaron diversos acuerdos y tratados que los convertían en grandes aliados.

En los ochenta, mientras Estados Unidos imponía políticas económicas neoliberales, la relación entre ambos países se había consolidado. Entre 1996 y 2001, las exportaciones estadounidenses desde China se habían duplicado: pasaron de 51,5 mil millones a 102 mil millones.

Pero en la última década del siglo pasado tuvieron lugar los primeros conflictos comerciales y tensiones políticas, que se resolvieron firmando un Memorándum de Entendimiento, un acuerdo sobre los derechos de propiedad intelectual y un acuerdo bilateral por el cual China se incorporó a la Organización Mundial del Comercio (OMC). Esto consiguió que el déficit de Estados Unidos con el país asiático se incrementara.

En el 2009, llegó la crisis económica que debilitó la supremacía económica de Estados Unidos y del modelo capitalista, haciendo que conservar su posición fuera una tarea cada vez más difícil. Mientras esto ocurría, otros países como China tuvieron más fácil ser potencia, ganándose la animadversión del país americano.

Cuando George Bush ganó las elecciones en 2001, impuso restricciones administrativas y legales sobre la inversión, las exportaciones y las relaciones comerciales con China.

Este último hecho hizo que, lo que en un principio se había convertido en una próspera relación comercial explotara años más tarde, en 2018, en una guerra comercial.

Fuentes: