Con la colaboración de Caja Rural del Sur, Asaja Sevilla ha celebrado la 39ª edición de la Jornada de Cultivos Herbáceos, este martes, 9 de julio, en Carmona, donde se informó sobre el comportamiento de las distintas variedades de cereales en la presente campaña, así como sobre la situación y las perspectivas de mercado.
El encuentro, que contó con la colaboración además de la Fundación Caja Rural del Sur, de ASEGASA, Syngenta y de los grupos operativos Sembrando Biodiversidad, Girasoil y DS4Canola, así como con el apoyo financiero de las ayudas al funcionamiento de los grupos operativos de la Asociación Europea para la Innovación (AEI), fue inaugurado por el secretario general de ASAJA-Sevilla, Eduardo Martín, quien recordó que “en los últimos diez años casi 550.000 hectáreas que estaban sembradas en España de cereales o de oleaginosas se han sustituido por olivar, almendro o pistacho, entre otros cultivos leñosos, y la gran causa es la pérdida de rentabilidad”.
Como indicó Martín, “afortunadamente este año ha llovido y la producción será mayor, pero este incremento también ha ido aparejado a unos mayores costes de producción”. Por ello, recordó que “no puede haber sostenibilidad ambiental y social en estos cultivos si no hay también sostenibilidad económica para el productor”.
En la misma línea se pronunció el técnico especialista del IFAPA Rancho la Merced, Alejandro Castilla, quien aseguró que “este sector es una empresa y, como tal, tiene que tener rendimientos económicos para hacer posible esa sostenibilidad, que es el pilar en el que se basa la normativa ‘Farm to work’ y el camino por el que nos va guiando Europa”. “Para 2030 se deben aplicar técnicas de agricultura ecológica en el 25 % de las tierras agrícolas y el uso de productos químicos y ciertos pesticidas agrícolas debería disminuir en un 50 %”, recordó.
Otro de los grandes retos a los que nos enfrentamos especialmente en Andalucía es el del cambio climático. Como explicó Castilla, “de aquí a 2100 la temperatura máxima en Andalucía subirá 4,4 grados y habrá 26 días menos de lluvia al año, lo que cambiará nuestra forma de producir, nuestras fechas de siembra y los patógenos que nos afectarán”. Y esto último será precisamente otro de los retos a afrontar: la aparición de plagas y enfermedades, que traerán los cambios de temperatura y de humedad. “El mosquito del trigo es la principal amenaza, ya que puede causar efectos devastadores en muy poco tiempo y su frecuencia de aparición, al subir la temperatura media, es cada vez mayor sin que existan tratamientos químicos para enfrentarla” aseguró. “Otra de las enfermedades es la roya negra, la más agresiva de las royas, cuya aparición antes era anecdótica y se detectaba cuando ya no afectaba la cosecha, pero desde hace cuatro años, aparece cada vez antes; este año se detectó por primera vez en enero”, afirmó Castilla.
Ante estos retos, Castilla afirmó que es “muy importante contar con variedades con resistencia genética a estas enfermedades y conocer el comportamiento de cada una de ellas para elegir cuál sembrar y cómo poder afrontar los posibles problemas, por lo que la semilla certificada es la solución tecnológica más sostenible que hay”.