Brasil y Argentina han propuesto una moneda común para comerciar: el “Sur”. Con esto buscan una menor dependencia del dólar estadounidense y una mayor facilidad para realizar operaciones económicas entre los países de América del Sur. ¿Es esto posible y alcanzable, o estamos ante un proyecto imposible?
El Sur, una moneda común para Argentina y Brasil
No es ningún secreto que tanto Argentina como Brasil tienen, actualmente, una gran dependencia del dólar estadounidense debido a varias razones. En primer lugar, ambos países tienen una fuerte relación comercial con los Estados Unidos, por lo que hacen uso de su divisa para adquirir y vender bienes y servicios en el mercado internacional.
Unido a esto, el dólar estadounidense es una de las principales monedas de reserva mundial, por lo que no pocos países cuentan con fondos en esta divisa para protegerse ante fluctuaciones y cambios que pueden poner en peligro su economía, entre ellos Brasil y Argentina.
Es en este contexto de dependencia en el que se propone crear una moneda común para los dos países, con el fin de disminuir la dependencia de la moneda de los EE. UU. en cuanto a transacciones de tipo internacional, al mismo tiempo que favorecer el comercio bilateral entre los dos estados ya mencionados. Esto fue presentado a principios de este año por Alberto Fernández y Luis Inácio Lula da Silva, presidentes de Argentina y de Brasil respectivamente, aunque por el momento solo estamos ante un posible proyecto.
¿Cómo funcionaría esta moneda?
Parece ser que la divisa ideada no sustituiría ni a la moneda argentina, el peso argentino, ni a la moneda de Brasil, el real brasileño, ni tampoco funcionaría en ningún caso como el Euro, por ejemplo, que circula de manera libre por todos los estados que lo utilizan; sino que su objetivo sería el de utilizarla como una moneda para transacciones de tipo comercial y financieras.
Como ya se mencionó, lo que se perseguiría con esto es el disminuir el uso de dólares estadounidenses, al mismo tiempo que se estimula el comercio entre Argentina y Brasil, ya que muchas veces se ve dificultado. Además, la invitación se ha extendido al resto de países de Latinoamérica.
¿Es realmente esto posible?
Si esta propuesta sale adelante, estaríamos ante la segunda mayor unión monetaria de todo el mundo, solamente tras el euro. Aun así, parece que el proyecto no es nada fácil. Son varios quienes ya han expresado sus dudas ante esta moneda común, incluso dentro del gobierno de Brasil. El propio ministro de Hacienda, Fernando Haddad, ha aclarado que no existe una fecha concreta, por el momento, para llevar a cabo esta idea, y que de ningún modo se pretende alcanzar una unificación como la que existe con el euro.
Más tajantes son las opiniones de expertos y economistas. Oliver Blanchard, jefe del Fondo Monetario Internacional, ha declarado que el proyecto le parece “una locura”. Por su parte, Jimena Blanco, analista jefa de Verisk Maplecroft, cree que ni Brasil ni Argentina cuentan con un contexto económico ni político ideal para lanzarse a un cambio tan importante como lo es la creación de una divisa comercial conjunta. De igual modo, la experta compara al Sur con otras propuestas que nunca llegaron a tener éxito o a ver a la luz, como el peso andino o el archiconocido sucre.
En esta misma línea, Fabio Giambiagi, economista brasileño-argentino, define la idea como una “pérdida de tiempo”, pues considera que los dos estados no tienen las condiciones idóneas para que se pueda desarrollar con éxito la implantación de una divisa de este tipo. La razón radica en que cuentan con políticas monetarias muy distintas: mientras que Brasil tiene un banco central independiente y un tipo de cambio flexible, en Argentina se imprime dinero bajo orden del presidente, buscando igualar el déficit presupuestario. Esto hace que la inflación del primero se sitúe, aproximadamente, en un 5%, mientras que la del segundo en un 95%. Sin duda, una situación muy dispar.
Todo parece indicar que la intención de crear el Sur como moneda común comercial cuenta con unas posibilidades de éxito bajas. De todas formas, no es la primera vez que se pone una idea como esta sobre la mesa, por lo que habrá que esperar a conocer de qué manera, finalmente, se desarrollan los acontecimientos.
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