A un mes de que acabe 2021, la aparición de la nueva variante del Covid ha causado una gran confusión, provocando una corrección de los mercados que, por otra parte, habían subido con fuerza desde el mes de octubre.
En las últimas jornadas, las dudas sobre la recuperación económica y la posible imposición de nuevas restricciones por parte de los gobiernos se han apoderado de los mercados. Ahora mismo, es pronto para disipar las incertidumbres, pasarán unos días hasta que conozcamos la virulencia y sobre todo, la efectividad de las vacunas. Aunque las informaciones sobre los casos detectados parecen confirmar que, en general, no muestra síntomas más graves que las variantes anteriores.
Las empresas farmacéuticas están hablando de que tardarían 2 o 3 meses en desarrollar una vacuna mRNA eficaz, ya que éstas son mucho más fáciles de modificar que las vacunas convencionales. Por tanto, con la información que tenemos hasta el momento y, teniendo en cuenta el elevado nivel de vacunación del mundo desarrollado y los avances desde el punto de vista sanitario, en el peor de los casos estaríamos ante un retraso de unos meses de la recuperación de las economías.
En todo caso, la situación actual, dista mucho de lo vivido el año pasado, por lo que creemos que la corrección de los mercados sería pasajera.
Los datos macro en EEUU muestran una sólida recuperación económica que, junto a la reelección de Powell al frente de la Fed, disipan en cierta medida la incertidumbre ante un cambio en su política monetaria.
Aunque el vigor inicial de la recuperación económica ha perdido fuerza, las tasas de crecimiento para los próximos años siguen siendo atractivas.
¿Qué hemos visto en los mercados de renta fija?
Los temores a mayores restricciones han irrumpido en unos mercados que, afrontaban con esperanza uno de los periodos de mayor consumo del año. Las previsiones de beneficios empresariales podrían verse alteradas, en especial, en los sectores cíclicos, como empresas turísticas y aerolíneas. El dinero que ha salido de estos sectores, y de la bolsa en general, se ha refugiado en la deuda soberana, donde se han visto fuertes compras en los distintos plazos, dando como resultado un repunte de los precios de los bonos y por lo tanto, una importante caída de sus rentabilidades.
Ayer conocíamos el dato de inflación de la zona Euro, que se situaba en el 4,9%, principalmente por la subida del coste de la energía. En Alemania alcanza el 6% en noviembre (no visto desde 1997) y en España se sitúa en el 5,6% (su nivel más alto desde hace 29 años). El avance de la inflación preocupa al BCE, ya que puede condicionar su política monetaria expansiva para impulsar la recuperación. Una política más restrictiva por parte del BCE, en aras de controlar la inflación, podría suponer un lastre para la recuperación económica de la zona Euro, ya de por sí menos dinámica que la de EEUU.
¿Cuál ha sido el impacto en las bolsas?
Noviembre no ha sido un mes especialmente negativo para las bolsas mundiales. La primera quincena tuvo una evolución muy positiva que se ha visto eclipsada por la aparición de la variante Ómicron. La noticia de una variante más resistente a las vacunas está detrás de las caídas generalizadas de finales de noviembre, ya que el mercado ha descontado un posible empeoramiento del escenario macro, por la preocupación ante mayores restricciones. Si bien, como decíamos, el mes en su cómputo global no ha sido especialmente negativo.
A punto de terminar la campaña de publicación de resultados empresariales, el crecimiento en los beneficios ha sido sólido, sin embargo, las guías de las compañías han sido mixtas, alertando de la incertidumbre que está provocando los cuellos de botella por la escasez de materias primas en determinadas industrias, amén de una inflación que puede erosionar los márgenes empresariales en aquellas empresas que no puedan trasladar las subidas de precios a sus clientes.
Para los próximos meses es previsible que el comportamiento de las bolsas esté muy influido tanto por la evolución de la pandemia como por la velocidad de la retirada de los estímulos monetarios de los Bancos Centrales que, en el caso de EEUU podría acelerarse para contener la inflación, mientras que en Europa, con una recuperación económica más débil, no queda claro que se vaya a acelerar.
Desde nuestra perspectiva, el mercado de renta variable mundial puede seguir funcionando bien, con algunos recortes dentro de la tendencia alcista, pero soportado por la buena evolución de los resultados de las empresas y una política monetaria laxa, especialmente en la zona Euro.