En Europa, junto a las actas del BCE, sumar el pasado viernes el principio de acuerdo en Alemania para la formación de Gobierno. Tres meses y medio después de los comicios germanos, el partido conservador de Angela Merkel y los socialdemócratas de Martin Schulz llegaban a un acuerdo para acabar con el impasse de la locomotora de Europa.
En cuanto a las actas del BCE, éstas impactaban en el euro y la deuda pública de la UEM al revelar que “el lenguaje, relacionado con varias dimensiones de la orientación de la política monetaria, y la guía a largo plazo podrían revisarse a principios del próximo año”. Un apunte que se añadía al recordatorio respecto que “a medida que se avance hacia un ajuste de la inflación (…), la importancia relativa (…) de los tipos de interés aumentará”. Las anteriores cuestiones contribuían a que los mercados interpretaran una menor generosidad monetaria en la UEM, en forma de finalización de las compras de activos en 2018 y subidas de tipos que podrían dilatarse algo menos, respecto a lo esperado previamente. En cuanto a las filtraciones del informe chino, la reacción de la deuda soberana de EEUU no se hizo esperar y el T-Note a 10 años llegó a situarse en el límite de 2,60%. Sin embargo, posteriormente, las autoridades del gigante asiático desmentían dichas filtraciones y el T-Note a 10 años corregía para situarse el viernes en el 2,57%, después de sufrir su rentabilidad un empuje adicional con el dato de 1,8% a. de la inflación subyacente americana del mes de diciembre.
Pero los repuntes de las rentabilidades en el mercado secundario de deuda tuvieron como protagonista al bund alemán que cerró en el 0,52%, en zona de máximos de julio de 2017. Como comentamos anteriormente, parece que el mercado espera una reducción de los estímulos antes de lo previsto. En la última reunión del consejo de gobierno, los miembros de la institución coincidieron en señalar que las perspectivas de crecimiento podrían derivar en unas expectativas de inflación más fuertes. En España hasta el momento no se nota. El viernes se publicó el dato diciembre. Los precios concluyeron el año en el 1,1%. Donde sí se aprecia una notable mejoría es en EE UU, que en el mismo periodo la tasa se sitúo en el 2,1%. El ascenso experimentado por el bono alemán permitió a la prima de riesgo española caer de los 100 puntos básicos. La rentabilidad del bono español cerraba la semana en niveles del 1.51%.
En lo que respecta a los índices bursátiles, el S&P500 estadounidense continuaba rompiendo máximos y se situaba en 2.767 puntos. Mientras tanto, en las plazas europeas, el MIB italiano era el índice que más se revalorizaba en la semana (+3,06% y 23.458), gracias al sector bancario que ponía en valor los avances en el saneamiento de Monte dei Paschi di Siena. Por su parte, el Eurostoxx50 se situaba casi en tablas (3.604), a pesar del cambio de expectativas hacia el BCE que favorecían a la banca y el sesgo positivo de los datos en Europa. Estos ascensos permitieron al selectivo español salvar la semana con un alza del 0,5%, cerrando en los 10.462 puntos.
Las noticias que llegaban desde Berlín, junto con la publicación de las actas del BCE, fueron suficientes para que el viernes la moneda europea se anotara un 1%. El euro superaba una nueva barrera: los 1,21 dólares, niveles que no registraba desde diciembre de 2014. En cuanto al precio del petróleo, continuaba con su evolución positiva y el Brent aumentaba su valor en un +2,16% sem. (69,10 $/barril), mientras que el WTI lo hacía en +3,24% sem. (63,4 $/barril). Así, el crudo se sobreponía a las previsiones de la AIE que apuntaban que la producción de petróleo de EEUU se disparará hasta un promedio de 10,3 mill. bpd en 2018 y a 10,8 mill. en 2019, superando el record anterior de 9,6 mill. bombeados en 1970.